En honor a la verdad estos chicos han tardado demasiado. Es una vergüenza que en un país latino como el nuestro necesitemos tanto tiempo para echarnos a la calle. Pero esa demora exasperante es la prueba de que la sociedad española lleva ya muchos años atontada, sin ideas ni valores, y entregada a placeres menores y objetivos mezquinos. En relación al picnic primaveral que se está celebrando en nuestras plazas no soy muy optimista, lo confieso, porque es demasiado pacífico y le faltan bemoles. En esta revuelta todavía no he olido ni un gramo de pólvora, y sin pólvora más vale que nos volvamos a casa y no le fastidiemos el weekend al ministro del Interior.
Mientras el otro día miraba la tele, pude leer una pancarta reveladora. “Detrás de cada corrupto hay seis tertulianos” En efecto. Uno de los males de este país es la profusión de tipejos que vierten sus opiniones en los medios de comunicación. Es incomprensible que se les haya dado cancha a unos mediocres, la mayoría incultos y tergiversadores, para que analicen los hechos a su antojo y nos vendan nuestra realidad. La tiranía de una prensa que se dice rica y plural al servicio del ciudadano es una de las trampas de la democracia española. Y así nos va. Pero no son los únicos responsables, desde luego, aunque ejerzan de cómplices y encubridores. Dicho esto, estoy convencido de que en este país sobran varios centenares de individuos. Estos individuos son por así decir el cáncer que nos ha llevado al borde del abismo. Al igual que en otros lugares estas células cancerosas han invadido todos los ámbitos de la sociedad, pero principalmente aquellos donde se asienta el poder: son políticos, banqueros, jueces, abogados, empresarios, obispos, líderes de opinión, presidentes de clubs, etc. Salvo honrosas excepciones, que las hay, toda esta basura es la responsable de nuestros males. Pero no hay forma de hincarles el diente porque lo controlan todo.
Y no sólo eso: encima están instalados a perpetuidad en el cinismo, la injusticia y la desvergüenza. Son los que permiten, por ejemplo, conceder un aval estratosférico a un club para fichar a Cristiano Ronaldo y al mismo tiempo se dedican a perseguir a muerte a un tonto como usted o como yo por el impago de una factura. La pregunta debería quitarnos el sueño: ¿cómo hemos podido llegar hasta aquí? ¿cómo hemos permitido que, además de zorras, tengamos que pagar su cama? Deberíamos hacérnoslo mirar. Nuestros antepasados eran partidarios de la sangre y del fuego. Sabían que en cinco mil años de historia el hombre no ha conseguido ningún cambio profundo sin violencia. En nuestra coyuntura actual habrían aplicado castigos ejemplares. No se hubieran conformado con mandar a esta chusma a la cárcel, sino que los habrían rebanado el pescuezo. Así ha sido siempre y quién sabe si así debería ser ahora. Porque entonces cada individuo que sustituyera a todos estos bastardos se lo pensaría dos veces antes de alargar la mano. Y arruinarnos la vida.
